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Las Principales 10 cosas que nunca
me enseñaron en la Escuela de Diseño

NO ESTOY 100% DE ACUERDO... pero es siempre es interesante conocer las opiniones de otras personas para poder establecer claramente las nuestras

The Architect’s Newspaper publicó un ensayo de Michael McDonough, el reconocido arquitecto, escritor y profesor neoyorquino. El ensayo lleva por nombre “Las 10 Cosas que nunca me enseñaron en la Escuela de Diseño”. No sólo es entretenido sino bastante útil, y válido para cualquier tipo de disciplina relacionada con diseño.


1. El Talento es un tercio de la ecuación del éxito.

El Talento es importante en cualquier profesión, pero no es garantía de éxito. El trabajo duro y la suerte son igualmente importantes. Trabajo duro significa disciplina y sacrificio. Suerte significa, entre otras cosas, acceso al poder, bien sea contactos sociales, dinero o tiempo. De hecho, si no eres muy talentoso, todavía puedes tener éxito enfatizándote en los otros dos. Si crees que me equivoco, sólo mira a tu alrededor.


2. 95% de cualquier profesión creativa es trabajo de m!erd*.

Sólo 5% es, de una manera simplista, diversión. En la escuela esta es la manera en que te enfocas, es 100% diversión. En la vida real, la mayoría del tiempo es papeleo, revisiones, negociaciones, ventas, cobranzas, pago de impuestos, y demás. Si no aprendes a amar las partes aburridas, molestas, y estúpidas partes de tu profesión, y llevarlas a cabo con cuidado y diligencia, nunca tendrás éxito.


3. Si todo es igualmente importante, entonces nada es MUY importante.

Has oído un montón de cosas sobre los detalles, desde “no te mates en los detalles” hasta “Dios está en los detalles”. Ambos son verdaderos, pero con una explicación muy importante: jerarquía. Debes decidir que es importante, y atenderlo con prioridad. Todo es importante, es cierto, pero no todo es igualmente importante.



4. No “sobrepienses” un problema

Una vez, estando en la Escuela, después de trabajar sólo una semana en un problema de diez semanas, el gran Steven Izenour me dijo: “Ok, lo resolviste, ahora dibújalo”. Cualquier otro crítico que he tenido siempre ha tratado de complicar y prolongar un problema cuando, en realidad, ya está resuelto. Los diseñadores son obsesivos por naturaleza. Esto fue una revelación, a veces simplemente das en el blanco. Si el problema está resuelto, sigue adelante.


5. Comienza por lo que sabes, luego quita lo desconocido.

En diseño esto significa “dibujar lo que conoces”. Comienza por plasmar lo que ya sabes y realmente entiendes. Por ejemplo, si estás diseñando una silla, sabes que los humanos tienen una estatura predecible, la altura del asiento, el ángulo de reposo, y los requerimientos de cargas pueden saberse aproximadamente, entonces úsalos. La mayoría de los estudiantes entran en pánico cuando enfrentan algo que no conocen y no pueden controlar. Olvídalo, comienza por el principio, luego trabaja en cada cosa desconocida, resolviendo y removiéndolas una a la vez. Es la regla más importante del diseño, en la filosofía Zen esto es conocido como “Sé donde tú estés”, funciona.


6. No olvides tu meta.

Definición de un fanático: alguien que redobla su esfuerzo después de olvidar su objetivo. Los estudiantes y jóvenes diseñadores suelen acercarse a un problema con visión y brillantez, y subsecuentemente dejan que se les convierta en confusión, miedo y esfuerzo perdido. Olvidan sus metas, e inventan nuevas sobre la marcha. El pensamiento original es una especie de regalo de los dioses. Los artistas saben esto, “mantén el momento” dicen, “hónralo”. Pon tun idea en papel y pégalo frente a ti.


7. Cuando tiras tu peso alrededor, generalmente pierdes el equilibrio.

El exceso de confianza es tan malo como la falta de ella. Sé humilde al acercarte a los problemas, date cuenta y acepta tu ignorancia, luego trabaja diligentemente para sacarte de ella. Haz preguntas. El poder – el poder de crear cosas e imponerlas en el mundo- es un privilegio, no abuses de él, o subestimes su dificultad, o se te devolverá y te morderá el trasero. La gran rueda kármica, aunque lenta, gira.


8. El camino al infierno está pavimentado con buenas intenciones.

El mundo laboral no está hecho para facilitarte lo mejor, más de lo que está para facilitarte lo peor. No depende de brillantez o innovación, porque si así lo fuera, el sistema fuese impredecible. Requiere de lo predecible y lo promedio. Así que las buenas intenciones y las ideas brillantes van contra el grueso de la sociedad casi por definición, éstas estarán retadas y requerirán enormes esfuerzos para tener éxito. La mayoría fracasarán. Ten expectativas de trabajo duro, de fracasar algunas veces, y de ser rechazado. Nuestro trabajo es un poco de artes marciales o estrategia militar: nunca subestimes a tu contrincante. Si crees en la excelencia, tu oponente será casi lo más importante para ti.


9. Todo se resume en el resultado.

No importa cuán impresionante sea el render en computadora, ni cuán brillante sea tu ensayo sobre el proyecto, ni cuán fabuloso sea tu cualquier cosa, si no puedes mostrarlo, distribuirlo y hacerlo notorio, básicamente no existe. Oriéntate hacía resultados visibles, planifica el resultado. Resultados, resultados, resultados…!muestra los resultados!


10. El resto del mundo cuenta.

Si esperar lograr cualquier cosa, inevitablemente necesitarás a todos esos a quienes odiabas en bachillerato. Una vez atendí a una prestigiosa escuela de diseño donde la idea era “Si estás aquí, eres tan importante, que el resto del mundo no cuenta”. Ninguna persona de esa escuela que yo conozca ha tenido realmente éxito luego de graduado. De hecho, la mayoría se han convertido en los gerentes autómatas y mediocres que tanto criticaron siendo estudiantes. Un traje no te vuelve un genio, no importa cuán bueno sea tu diseño, alguien tiene que construirlo o fabricarlo, alguien tiene que asegurarlo, alguien tiene que comprarlo. Respeta a esas personas, tú las necesitas, enormemente.




Arch. Michael McDonough

Fuente: The Architect’s Newspaper

Traucción: Miguel Sánchez