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ENTORNOS. John Heskett

ENTORNOS
Extracto de "El diseño en la vida cotidiana" - John Heskett

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Este libro se basa en el convencimiento de que el diseño nos afecta profundamente a todos de diversas formas y constituye un inmenso potencial infrautilizado en la vida. Trataremos de explorar las razones y sugerir algunas posibilidades de cambio. La intención es no negar ningún componente del espectro de significados del término, sino examinar la amplitud de la práctica del diseño tal como afecta a la vida cotidiana en diferentes culturas. (...)'





¿Qué es el diseño?

La transformación del diseño en algo banal e intrascendente supone uno de los rasgos más llamativos del mundo moderno. Para contrarrestar, me gustaría argumentar que, si el diseño hubiera considerado seriamente ser utilizado de forma responsable, debería ser el yunque crucial sobre el que el entorno humano, con todos sus detalles, se modela y construye para la mejora y el deleite de todos.

Sin embargo, afirmar que el diseño es serio en este sentido resulta problemático. Se opone a la caracterización difundida por los medios de comunicación, que le asignan un papel superficial y decorativo, de escasa trascendencia: divertido y entretenido, posiblemente; útil en un sentido marginal, tal vez; provechoso en los sectores económicos dominados por los rápidos ciclos de moda y repetición; pero realmente insustancial respecto a las cuestiones básicas de la existencia.

Dada la ausencia de acuerdo general sobre su significado y valor, no es de extrañar, que la práctica del diseño esté rodeada de tanta confusión. En algunas áreas temáticas los autores pueden asumir un terreno común con los lectores; por ejemplo, en una introducción a la arquitectura o a la historia (aunque el grado preciso de conocimiento por parte de los lectores pueda variar sustancialmente) es posible definir rigurosamente el tema. Por el contrario, otros ámbitos, como la física nuclear, son tan abstrusos que no existe tal posibilidad de entendimiento mutuo, por lo que es necesario partir desde el principio.

El diseño se sitúa cómodamente entre ambos extremos. Como término es bastante común, pero lleno de incongruencias; se manifiesta de formas muy numerosas y carece de claridad y definición por falta de límites. Como práctica, el diseño genera gran cantidad de material, en su mayor parte efímero, y del que sólo una pequeña parte es de calidad duradera.

Es notorio que existe un considerable número de personas que sabe algo sobre diseño o se interesa por el tema, pero probablemente no habría un gran acuerdo a la hora de definir lo que se entiende exactamente por ese término. El punto de referencia más claro reside en campos como la moda, los interiores, el packaging o los coches, en los cuales los conceptos de forma y estilo son transitorios y muy variables, determinados por el gusto individual, en ausencia de cánones fijos. Y, en efecto, estos campos constituyen una parte significativa de la práctica del diseño contemporáneo y son objeto de análisis y de importante inversión publicitaria. Otros importantes campos de referencia serían la práctica técnica o la artesanal. Sin embargo, aunque son sustanciales, todas son facetas de una totalidad y las partes no deben confundirse con el todo.

Entonces, ¿cómo puede entenderse el diseño en un sentido significativo y holístico? Más allá de la confusión creada por el efectismo de la publicidad, más allá de la pirotecnia visual de los dise- ñadores virtuosos en busca del estrellato, más allá de las opiniones de los gurús del diseño, subyace una verdad simple. El diseño es una de las características básicas de lo humano y un determinante esencial de la calidad de vida. Afecta a todas las personas, en todos los detalles de lo que hacemos cada día. Por ello, es muy importante. Si se presta mayor atención al diseño de los aspectos del entorno material, hay pocos que no sean susceptibles de mejoras significativas. La iluminación inadecuada, las máquinas que no son amigables o la información mal presentada son sólo algunos ejemplos de mal diseño que crea tensiones y problemas que se acumulan. Vale la pena preguntarse: si estas cosas son necesarias en nuestra existencia, ¿por qué se hacen tan mal con tanta frecuencia? No existe una respuesta sencilla. El factor costes suele aducirse como justificación, pero el margen entre hacer algo bien o mal puede ser muy pequeño y, además, los costes deberían reducirse si se utilizan los procedimientos de diseño apropiados. Sin embargo, el adjetivo 'apropiado' expresa una calificación importante. El amplio espectro de capacidades que abarca el término 'diseño' requiere que los medios se adapten cuidadosamente a los objetivos. Una solución a un problema práctico que ignore todos los aspectos de su aplicación puede ser desastrosa, como, por ejemplo, un equipo médico concebido como vehículo de expresión individual de la moda.

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