Diseño Sueco
La diversidad es el nuevo concepto clave del diseño sueco. Los valores emotivos se consideran hoy tan importantes como la función.
Todo se ensaya y se reconsidera: tanto las normas estéticas como las formas de trabajo heredadas de la tradición.
El diseño industrial sueco en su apogeo “El diseño en Suecia muestra un gran vigor, es casi el mejor de todo el mundo”, afirmó un jurado internacional de ese campo en un artículo publicado en enero de 2007 en el diario más importante de Suecia, el Dagens Nyheter. Es un hecho que el mundo del diseño sueco desde hacía mucho tiempo no acusaba tanta vitalidad.
En la década de 1990–2000 predominaba internacionalmente el neomodernismo, y el diseño sueco seguía adherido a valores tradicionales como la sencillez, el funcionalismo y maderas claras. Pero entonces ocurrió algo. Una joven generación de artesanos y diseñadores, con Zandra Ahl y Uglycute a la cabeza, cuestionaron el orden y abogaron con entusiasmo por un diseño más rústico, menos perfecto y más humano. Según los jóvenes diseñadores, el propósito, bien intencionado, de producir “objetos más estéticos de uso corriente”, en los que la forma seguía a la función, había perdido en el curso del tiempo toda su ideología para no ser más que excluyente.
Con sus objetos cortados sin refinamiento querían crear una especie de diseño más democrático, partiendo de la creación cotidiana. Inspirados en el feminismo y el posmodernismo, propugnaron un diseño que contara historias de la época y la cultura material en que vivimos.
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